Extendiendo la bienvenida

¡Hola! Gracias por visitar mi blog que se trata del alcoholismo. Estoy investigando como esta enfermedad puede manifestarse con otros problemas mentales y una vida familiar constreñida. Espero que la información que se encuentra aqui puede ayudar a todos los que están afectados por esta adicción poderosa.

Thursday, November 17, 2011

El alcohol y lo fácil que es sucumbir - exposición


Muchas veces a través de la historia, la imagen del alcohol ha sido exaltada.  El vino y sus efectos en el cuerpo, por ejemplo, se ve con una cierta admiración por la clase y cultura asociada con su consumo.  Además, grandes artistas han usado el alcohol para encontrar un sentido más rico de la realidad.  Robert Louis Stevenson, un escritor del siglo XIX, dijo que “el vino es la poesía embotellada.”  Esta filosofía no es un concepto nuevo.  Durante la época griega, los simposios animaban el consumo del alcohol con el propósito de abrir la mente a otras profundidades de la humanidad.  ¿Cómo es, entonces, que el otro estereotipo del alcohol es el opuesto completo de una entidad enriquecedora?  La otra imagen del alcohol es una de vicio.  El alcohol recibe la culpa por muchos sueños no realizados y ambiciones no logradas.  ¿Pero en realidad es justo asignar culpa a la sustancia en sí?  Mejor debemos enfocarnos en el consumidor para aproximarnos a la verdad sobre el alcohol.  Tal vez sería útil tomar una mirada más cercana y construir ciertos “retratos” de los diferentes tipos de consumidores.  De esta manera, podemos localizar lo que es una relación sana con el alcohol y cuándo se cruza la línea a conducta insaludable; pienso demostrar que cuando el uso del alcohol cambia de ser algo recreacional a algo afuera del control del consumidor o un mecanismo para dominar y escapar de los problemas rutinarios, el alcohol se vuelve peligroso.
            El primero tipo de consumidor es el bebedor social.  Esta persona es una que se abstiene del uso del alcohol a menos en situaciones sociales, cuando está entre familia y amigos.  El bebedor social se caracteriza por tomar lentamente y muchas veces el alcohol está combinado con otra acción social, como una comida de un restaurante, una fiesta, o una reunión familiar en un día festivo.  Un gran punto es que al alcohol típicamente es un elemento que da realce a la noche, que no es una parte fundamental del éxito de la noche (según el bebedor social).  Pero la parte más importante de la práctica de beber socialmente es que el bebedor no toma alcohol con la intención de emborracharse (elmundo.es).  Aquí es importante distinguir entre tomar para emborracharse y tomar para los efectos básicos del alcohol.  El bebedor social no intenta evitar completamente los efectos mentales del alcohol.  Cada instancia que toma, el consumidor está intentando alcanzar ese mismo estado eufórico y pacífico por el que el alcohol es famoso.  Pero definir la influencia básica del alcohol de tal manera lo hace más difícil establecer lo que compone el comportamiento peligroso.  ¿Cuándo se cruza la línea entre un estado eufórico e inocente y una embriaguez sin control?  Seguramente, muchos dirían que la diferencia entre los dos fenómenos es mínima. Yo diría que no.  Una relación sana con el alcohol es cuando la línea entre la embriaguez y euforia apacible es fuerte y determinada.  Para el bebedor social, nunca hay riesgo de equivocarse y acabar borracho.  El bebedor social demuestra control en todas situaciones por ser consciente de si mismo.  Sus patrones conductuales reflejarán esto. 
            El segundo tipo de consumidor es el botellón.  El botellón es alguien quién no utiliza el alcohol la mayoría del tiempo.  Durante los días laborales el alcohol está virtualmente ausente de la vida del botellón.  Pero cuando llega el fin de semana o una noche de fiesta, el botellón consume cantidades excesivas de alcohol.  El propósito de esta “borrachera” es llegar al estado (tal vez este es obvio) borracho.  Muchas veces, la gente que emplea este tipo de consumo son los adolescentes y adultos jóvenes quienes están tratando de vivir la vida de la fiesta (SPAN 4010 otoño 2011- “El alcohol no es un juego de niños”).  Es una teoría común que esta vida es una forma de manifestar su reciente libertad.  Es un tiempo de experimentación y a veces, indulgencia abusiva.  Aunque la imagen es que el botellón utiliza este estilo de vida para divertirse, muchas veces el propósito es escapar de la vida real, lo que causa consecuencias negativas.  Por ejemplo, ya que el alcohol provoca que las emociones subconscientes salgan a la superficie, los botellones muchas veces se encuentran demostrando arranques emocionales, algo de que por la mañana, tienen vergüenza.  En lugar de canalizar los problemas personales de una manera saludable (terapia o hablando con amigos) el botellón los deja surgir en el estado vulnerable producido por el alcohol.  Además, esta época de joven adultez crea muchos conflictos mentales dentro del individuo que está madurando.  El alcohol, desafortunadamente, agrava este tiempo complejo.  Es por eso que los jóvenes utilizan el alcohol: para encontrar alguna forma de liberación.  Entonces, en contraste con el bebedor social, el botellón tiene un problema.  El botellón usa el alcohol para escaparse brevemente de la vida real.  La intención no es adquirir perspicacia pacífica sino soltarse y desconectarse de la vida rutinaria para una noche sin límites.  Este tratamiento prefigura problemas potenciales con la dependencia del alcohol en el futuro.  Como ya en sus vidas jóvenes los botellones están empezando a soler utilizar el alcohol como mecanismo entumecedor, entonces ya están encarnando un patrón conductual que es prerrequisito a la adicción.
            El tercer tipo de consumidor entonces es el alcohólico adicto.  Este consumidor puede ser identificado por muchas características diferentes.  Pero la característica que todos los alcohólicos tienen en común es que el alcohol ha cambiado de ser simplemente algo que el bebedor quiere a algo que el bebedor necesita.  El alcoholismo es una adicción, lo cual se define como la dependencia del organismo de alguna sustancia o droga a la que se ha habituado,” en este caso, el alcohol (elmundo.es)Con el alcoholismo, el consumidor ya no tiene control sobre su consumo porque su cuerpo se ha adaptado a la depresión del sistema nerviosa central.  Por eso, cuando el alcohólico intenta dejar de tomar, su cuerpo sufre del síndrome de abstinencia, un estado activo del sistema nervioso simpático que resulta en hiperactividad e inquietud (todoalcoholismo.com).  Sin embargo, algunos dirían que el hecho de que el alcoholismo es una adicción no significa que es necesariamente comportamiento destructivo.  Hay muchas adicciones en el mundo que permiten que sus adictos cumplan vidas normales y funcionales.  Entonces, ¿qué es especialmente prejudicial sobre el alcoholismo que lo designa más peligroso que los cigarrillos o el café?  Aunque este es un buen punto, hay que tener en cuenta que el alcohol es una droga psicotrópica mucho más poderosa que estas sustancias adictivas.  Así, el alcoholismo consistentemente produce problemas relacionados a la salud mental, como la depresión, el trastorno bipolar, y otros que sí afectan mucho al bienestar del individual (todoalcoholismo.com).  Además, los efectos secundarios físicos son tan severos, que incluyen cirrosis del hígado, ataques de apoplejía, pancreatitis etc. (todoalcoholismo.com).  Por tanto, en vista de todos estos factores, seguramente el alcohólico adicto tiene el riesgo más alto de mortalidad  en comparación con los otros tipos de consumidores.  Hay que evitar este abuso del cuerpo y del espíritu a toda costa.
            No sería correcto afirmar que todos los jóvenes que toman se volverán adictos.  No obstante, cabe decir que hay una cierta correlación entre establecer el hábito de tomar a una edad temprana y la progresión del alcoholismo a través de la vida.  Aunque hay muchos factores para considerar cuando intentamos definir cómo evitar el alcoholismo, ciertamente uno de los pasos más importantes es que hay que estar siempre demasiado consciente de nosotros mismos.  En simplemente entender nuestros hábitos actuales, el riesgo de equivocarnos y terminar de adictos disminuye considerablemente.